martes, 5 de febrero de 2013

About the weekend

Tras visitar el Emirates Stadium el pasado Miércoles, el Liverpool continuaba su estancia en campos ajenos residiendo, esta vez, en Manchester. Y, right now, visitar esa ciudad es sinónimo de encarar un partido ante un equipo de máxima exigencia. Quizás superior. Que genera altos niveles de desgaste. Porque, realmente, el Manchester City afrontaba el duelo conociendo lo realizado por su principal rival para conquistar la Premier League y, obviamente, sin excesivo margen de error.


Presión elevada de ManCity

Comenzó el encuentro, por tanto, realizando una presión muy elevada en campo contrario. La finalidad era clara: minimizar la fase de creación de juego en primera fase por parte del Liverpool y, para ello, se contabilizaban hasta a ¡SEIS! jugadores en territorio del rival. El esquema que se configuraba era propio al 4.4.2 y esa acción ofensiva con tintes defensivos surtía efecto al no permitir al equipo visitante hilar jugadas combinativas y, ni mucho menos, proporcionar balones a los delanteros que habilitaran generar superioridades en área rival. 

S. Gerrard retrasado

Una de las inmediatas consecuencias, sino la principal, que lo anteriormente citado acarreaba era el exceso retroceso de S. Gerrard para entrar en contacto con el balón y ser una pieza más en la generación de juego. Fue habitual verle habitar a la altura de los centrales, como primera opción de pase en corto del portero y, claro está, esto era gracias a la presión del ManCity. A pesar de no ocupar la posición de mediocentro posicional, faceta ésta que recaía en L. Leiva, la demanda de B. Rodgers para con el capitán de la entidad se asemeja mucho a lo visto. Esto es: menos presencia en área rival para obtener una mayor junto a la zona central. 

4.4.2 Liverpool en fase defensiva

El Liverpool, en fase defensiva, no se caracterizó por realizar una presión tan elevada como la de su rival. Todo lo contrario. Con una configuración de 4.4.2 las dos líneas de cuatro hombres siempre permanecían en campo propio buscando reducir los espacios en ¾ de campo e intentando minimizar las combinaciones cerca de su área. Así el equipo jugaba y defendía en muy pocos metros y exponía menos su capacidad de gestación de errores cuyo desempeño figura, casi siempre, en concesión de huecos para el oponente. Tanto L. Suárez como Sturridge realizaban una leve presión a la altura del círculo central porque, lo importante, era actuar y bascular como un grupo. Como un bloque.

Variación de posiciones

Tras el fichaje, en Enero, de Sturridge el tema de conversación presente ha sido y es la compatibilidad de éste con L. Suárez. De hecho la incorporación se realiza para tener un acompañante más, y con gol, del uruguayo. De inicio B. Rodgers opta por colocar al inglés como "9" y a L. Suárez en una banda. Ahora bien, la libertad de ambos en el terreno de juego es absoluta y es una constante que, cuando coinciden (de aquí a final de temporada será en prácticamente todas las citas), varían su posición a su antojo. Cuando uno cae a banda el otro centra su posición. Y viceversa. En ese sentido el entendimiento de ambos parece óptimo y, por supuesto, esto se traduce en una mayor variante para el Liverpool en ataque. Ese "caos organizado" reporta beneficios. Y lo seguirá realizando.

ManCity cerrando con tres jugadores

Contando con la presencia de Nastasic tras una lesión, y no estando su participación disponible para la totalidad del partido, R. Mancini decidió al poco de comenzar la segunda parte comenzar a jugar con tres centrales. O con tres jugadores defensivos en una línea marcada de acción. Porque dos de ellos eran laterales puros (Clichy y Zabaleta). Este cambio no es ninguna novedad porque ya se ha visto en varias ocasiones a lo largo de la presente temporada. No obstante, y a tenor de lo expuesto que puede resultar cerrar con sólo un defensa central, el hecho de que el Liverpool defendiera con una doble línea de 4 y la posesión no fuera escandalosamente favorable a ninguno de ambos; propició que tal decisión no fuera tan arriesgada como en un principio se puede conceptualizar. Lo cierto es que se ofrecía algo nuevo. Más allá del resultado posterior.


A nadie se le escapa que la presente edición de la Bundesliga va a recaer en München. Quizás por esto el mejor partido que se puede vislumbrar ahora mismo en tal competición excluyendo al Bayern sea el que engloba al B. Leverkusen y al B. Dortmund. No en vano son el segundo y tercer clasificado. Y las expectativas, altísimas, tuvieron correspondencia formativa y visual.


Interiores de B. Leverkusen muy abiertos

Sin escasas novedades en ambos equipos, lo llamativo fue ver cómo los interiores del B. Leverkusen formaban excesivamente abiertos. Esto era posible por la situación en campo contrario de los laterales, actuando en fase ofensiva como extremos; y por la cesión de responsabilidad absoluta en el pivote posicional a la hora de sacar el balón jugado desde campo propio. La anchura era palpable y los recursos de tal decisión se acentuaban cuando se producía un detalle esencial: llegada del balón a uno de los atacantes. Cuando esto se producía significaba que un amplio número de rivales quedaban detrás del esférico y las opciones de éxito en área rival del B. Leverkusen aumentaban al contar (por algo estaban ubicados tan agresivamente) con dos jugadores muy abiertos en cada banda. Los laterales.




Pero el B. Dortmund es un equipo muy elaborado. Tanto que se trata de un participante en los Octavos de Final de la UEFA Champions League. Y esto se traduce en que, a pesar de ser el protagonista un nuevo integrante, los automatismos son propios a cada pieza. Con lo que esto supone. Reus, como se puede visualizar en la imagen, realiza una diagonal a la espalda de la defensa. Algo que realizaba Kagawa la temporada anterior, Götze en la presente partiendo desde banda y Lewandowski cuando interactúa incrustado entre la zaga defensiva rival. En el saber optimizar los recursos propios se ubica la capacidad de mejora. El B. Dortmund, a pesar de no haber podido poseer altos niveles de posesión de balón, brilló con una acción ya conocida. Optimizada.


Era el debut de Mario Balotelli con la camiseta que, durante varios años, ha confesado ser su "favorita". O, por lo menos, denota ser su "preferida" en este momento. Ese foco de atención, centrado en el joven díscolo italiano, cegaba todo tipo de previsión para con el devenir del partido. Porque, fiel a su tradición de protagonista, su primera comparecencia con su nuevo club, y como titular, se produjo tras una lesión del teórico "9" iniciador del partido (Pazzini) en el calentamiento previo al mismo. 

El tridente ofensivo del AC Milan, confeccionado por jugadores que no superan los 24 años de edad, es tan aclamado fuera de los terrenos de juego ("la delantera de la cresta" es definida en Italia) como contraproducente dentro. No por la calidad de los implicados sino por lo que su presencia conlleva. El 4.3.3 es el esquema que más va a utilizar M. Allegri, ya descartado el 4.2.3.1, y el centro del campo es, cuanto menos, inexistente. La separación entre los centrocampistas y los tres delanteros es elevadísima, muy amplia, y en esa parcela el rival domina sin ningún tipo de oposición. Esto, interpretado en clave Champions, es algo a retocar. El rival, FC Barcelona, si por algo se caracteriza es por su omnipresencia en la zona central y por la acumulación de efectivos en dicha zona. Por tanto, la posibilidad de renunciar a un jugador ofensivo es clarividente para reforzar dicho sector. La incógnita es saber el funcionamiento continuado en Serie A de prolongarse esta disposición. Obligada, por otra parte, por motivos externos a los futbolísticos.

Nulidad de presencia en zona central

Para entender el fichaje de Mario es necesario plantearse la pregunta de si tiene talento o sólo es un puñado de excelentes condiciones. En un amplio porcentaje el talento va asociado a las cualidades de un jugador de fútbol profesional. Talento entendido como capacidad y aptitud para jugar a este deporte con un nivel por encima de la media es algo que (yo) se considera(o) ajustado al término. Y como tal Mario tiene "talento" para esto. Otro asunto son sus factores externos para el despliegue de tal acción.

En Manchester casi siempre se ubicaba en banda izquierda. De hecho él declaró en más de una ocasión en Inglaterra que le gustaba esa posición y que consideraba que era positiva para desarrollar sus cualidades. En el primer partido con AC Milan ya se le ha visto caer a banda. Sólo es sabe las razones exactas. A lo mejor sea para exhibir su talento.



Mario B. en banda izquierda


Ahora bien, la  "lectura de juego" es algo de lo que Mario carece. Si bien, curiosamente, su función en AC Milan va a ser (creo) marcar diferencias a partir de su físico y, tras optimizar ello en balones aéreos y en juego dentro del área rival, provocar ocasiones de gol para él y sus compañeros. Otro modelo de juego a exhibir se (me) escapa, lo cual no dicta que no sea una opción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario